Casi tres meses en el valle de Tafì, en la casa de Ale y Diego por la zona de Las Carreras. Mucha naturaleza, mucho paseo por la montaña.
Luego del frío se asomó la primavera y aparecieron las cotorritas.
Vista del valle desde arriba de la casa. De fondo el camino al "infiernillo".
Otra vista, donde se ven las grietas sensuales con sus quebradas.
De a poco todo se fue poniendo verde, primero un yuyo, luego planta y a las dos semanas ya había flor.
Un casamiento particular en el civil de Tafì. Él, canillita; ella, japonesa. Gran expectativa y covertura mediática. Hubo notebook con skype para la familia nipona y kimono.
La estancia Las Carreras, una caminata por los pagos.
El gringo y su botella.
En la casa no hay señal, hay que subir un cerro y pescarla.
En la villa, un mini pony pa la foto.
Me encanta caminar por las quebradas y su mundo oculto y misterioso.
Una visita a lo de Leo, en la Ovejería. Pan, mate y picadito con los chicos.
Lucas, la mascota de Leo y Sonia.
Una de las presencias más importantes en la casa son las de los animales: chanchos, vacas, ovejas, caballos y pajaritos.
El terrenito donde está la vertiente lleno de osamentas.
Las ovejas dejan sus lanas en los alambrados.
De la piedra y la tierra surgen los cactus, con su silencio poderoso.
Unos cactus pequeñitos y pintorescos.
Uno de los cerros cerca de la casa, donde descansan las piedras que alguna vez fueron dispuestas para rituales.
Bajo las piedras encontré esta planta bien particular.
Cae la noche, quedan pocos días para la partida.
De la mano de los chicos del Nómade volvimos a San Miguel, de nuevo a parar a lo de los Barrionuevo.
La particular lluvia tucumana, vuela la zafra por los aires.
Una buena experiencia en la montaña, lejos de todo y bien cerca de la naturaleza.
Comentarios