La gente de la Fundación Amanecer me invito a Cachi para acompañar a la orquesta juvenil "Cuchi Leguizamón". Dos días de música, paisajes y personajes por un lugar dominado por una montaña nevada que desde arriba relojea ríos con nueces, álamos y sauces.
Son las 7 de la mañana, y empiezan caen los músicos.
Mientras meten los bultos en las combis llegan más chicos con sus instrumentos. Yo reflexiono medio dormido sobre lo incómodo que es tocar el contrabajo. Transportar, mejor dicho.
Con cierta prisa para llegar a la primera cita con la orquesta no paramos en el camino. Vamos llegando a Payogasta, pueblito cercano a Cachi.
Llegamos a la plaza, y apenas si puedo dibujar la iglesia.
Cachi Adentro y su escuela.
Mientras la orquesta se prepara recorro los alrededores, ete aquí la cancha de fulbo.
La directora, muy contenta.
"La Cuchi Leguizamón" comienza su función didáctica.
Los chicos escuchan y aprenden: que el violín esto, que el trombón aquello, etc...
Los pibes chochos.
El Raúl, a cargo de las orquestas juveniles provinciales saca sus fotos. Nunca vi a nadie hacer un mate tan meticulosamente.
Un escolar.
Los contrabajos.
Una maestra saca fotos al director y a los músicos.
Luego de un locrazo con los de la orquesta, la fundación y la escuela nos fuimos a la Escuela Especial, del otro lado del río.
Los músicos se acomodan.
Arranca la función, los chicos contentos.
Los trombones.
Al terminar la función hay un ensayo para el día siguiente. Un intento fallido de cantar "Stand by me".
Pedro, el encargado de la percusión.
Jorge de la Fundación Amanecer, el que me invito al viaje.
Mientras en la escuela suena la orquesta, en la parte de atrás están las casas del barrio con la cumbia al palo.
De vuelta a Cachi.
Calle sin salida. Atrás el cementerio.
Nos quedamos a dormir en el camping municipal. El mismo tiene una pista de atletismo profesional y unas canchitas de fútbol.
También hay un polideportivo cerrado con gimnasio y todo. Me quedaría a vivir para poder usar las instalaciones y hacer vida sana. Na, mejor no.
Caminando por las calles me tope con alto personaje.
Los de la fundación me llevaron al Camino del Artesano por Seclantás.
La casa de Dardo, donde hacen y venden tejidos.
Dardo y su mamá.
Al día siguiente me levanto bien temprano pa dibujar. Casi congelado llego al cementerio y espero que salga el sol.
Qué habrá hecho este para quedarse afuera?
Con los primeros rayitos de sol hago esta perspectiva de Cachi.
La parte de atrás de la iglesia y la entrada al pueblo.
Típico almacén del Norte. El mostrador, la oscuridad, etc.
Un molle centenario y el Rueda, el colectivo que te lleva a Cachi.
Un paisano pelando caña con la gorrita obligada de Olmedo. La mitad de la gente que está haciendo algo que no quisiera hacer tiene esta gorrita.
El aeropuerto de Cachi. Bueno, la pista de aterrizaje, porque no hay un bar que te cobre 5 dólares un cortadito.
Plaza principal, todo preparado pa que toque la orquesta y lo mejor: el atril del director es de cardón.
Chelista.
Vendedora de artesanías frente al museo.
Esquina de cardón.
Otra chelista.
Niño que pidió que lo dibuje.
Otro personaje de Cachi.
Patio de la municipalidad.
La iglesia.
Berna, un suizo que vive bajo la tierra y que espera que lo vengan a buscar los OVNIS.
Y construyo un ovnipuerto para que aterricen.
Después del almuerzo pegamos la vuelta. Esta vez sí paramos en el camino. La recta del Tintín y el Parque Nacional de los Cardones.
Otro lugar donde paran todos: la piedra del molino y la cuesta del obispo.
Y así pasaron dos días ajetreados donde dibujé lo que pude pero conocí mucha gente y me reencontré con unos de los mejores lugares de Salta.
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