Por esas cosas de la vida (trabajo) tuve que ir un par de veces a Rio de Janeiro. Alguna vez sede del Imperio de Brasil y mundiales de futbol, ahora devenida en la mejor ciudad del mundo si te gustan las zungas, el fuchibol, la música boa, recoger latas y gastar mucho dinero. Bienvenidos a una cidachi maravilhosamente costosa.


Vista desde el Corcovado.

Vista de noche.
Cualquier día es día de playa. No hay que perder oportunidad de semidesnudarse en la arena.

Vista de Copacabana de un lado.

Y vista del otro.

Hace calor y no todo son paisajes en Copacabana.

Se destaca la pobreza. Por todos lados hay indigentes y locos. Brasil uno de los países que más reciclan aluminio, porque tienen ejercitos de junta latas.

Cae la tarde en Copacabana.

Y luego se hace de noche.

El centro de la ciudad da miedo. Hay que sortear las jaurías de indigentes y la arquitectura modernosa constantemente con el riesgo de perder la vida sudando.

La catedral Metropolitana...sí, es eso.

Los arcos de Lapa, el bondiño y dudas existenciales sobre la catedral.

La catedral por dentro, último intento por entender qué pasó. Pensaba que iba a encontrar una central atómica encubierta, pero encontré esto.
Lago de Cinelandia(?). Así se llama la plaza del centro. Una señora hace un esfuerzo por predicar mientras nadie no habla por celular.

Venta de vereda. Por todos lados están los indigentes vendiendo lo que encuentran en la basura. No tengo problema con la pobreza, claro que no me gusta que haya, pero en esta ciudad hay tanta indigencia y locura que es parte del folklore.

Santa Teresa, el San Telmo carioca. Barrio muy bonito, bohemio y tremendamente turístico.

El bondiño. Una especie de tranvía que sube desde el centro hasta el morro donde está Santa Teresa.

Oferta de biblias en Uruguayana. No olvidemos que "deus e fiel".

Es la hora del té y unas señoras se juntan a tomar un cafecito, o un coco.

Vista de una calle por la zona de Catete.

Mercado de pescados por las calles de Gloria.

Para moverse en la ciudad hay metro y buses, siempre con sus molinetes ínfimos y sus cobradores.

La entrada de los Piratas de Ipanema. Gente pasea perros a toda hora y sin ropa.

Pescador al final de Copacabana.

Sobre la playa está la ciudad. Vista de una avenida en Copacabana.
Sea donde sea, la galera gusta de la semidesnudez.

Otra cosa característica de Rio son los túneles. Este cruza un morro para ir a Botafogo desde las playas. Ideal para el hurto a mano armada, pero por suerte no pasa nada.
Bahía de Botafogo en 15 segundos. Desde un cerro al lado de Pao de açucar.

Jugando a la pelota en la playa de Botafogo. Aclaro que si les falta uno me hago el boludo, se juega bien y fuerte. No hay lugar para las exquisitas faenas porteñas.

Calle de Flamengo. Mucha vegetación por todos lados y camionetitas volswagen.

Ipanema.

Gente haciendo cosas en la playa. Juegan al futbol, al voley, corren, hacen ejercicio, toman cerveza, se semidesnudan, etc.

Vendedores de la playa. Açaí, coco, empanadas, mate frío, camarones, bikinis. Todas cosas que uno no puede comprar.



Vista de noche.


Vista de Copacabana de un lado.

Y vista del otro.

Hace calor y no todo son paisajes en Copacabana.

Se destaca la pobreza. Por todos lados hay indigentes y locos. Brasil uno de los países que más reciclan aluminio, porque tienen ejercitos de junta latas.

Cae la tarde en Copacabana.

Y luego se hace de noche.

El centro de la ciudad da miedo. Hay que sortear las jaurías de indigentes y la arquitectura modernosa constantemente con el riesgo de perder la vida sudando.

La catedral Metropolitana...sí, es eso.

Los arcos de Lapa, el bondiño y dudas existenciales sobre la catedral.

La catedral por dentro, último intento por entender qué pasó. Pensaba que iba a encontrar una central atómica encubierta, pero encontré esto.


Venta de vereda. Por todos lados están los indigentes vendiendo lo que encuentran en la basura. No tengo problema con la pobreza, claro que no me gusta que haya, pero en esta ciudad hay tanta indigencia y locura que es parte del folklore.

Santa Teresa, el San Telmo carioca. Barrio muy bonito, bohemio y tremendamente turístico.

El bondiño. Una especie de tranvía que sube desde el centro hasta el morro donde está Santa Teresa.

Oferta de biblias en Uruguayana. No olvidemos que "deus e fiel".

Es la hora del té y unas señoras se juntan a tomar un cafecito, o un coco.

Vista de una calle por la zona de Catete.

Mercado de pescados por las calles de Gloria.

Para moverse en la ciudad hay metro y buses, siempre con sus molinetes ínfimos y sus cobradores.

La entrada de los Piratas de Ipanema. Gente pasea perros a toda hora y sin ropa.

Pescador al final de Copacabana.

Sobre la playa está la ciudad. Vista de una avenida en Copacabana.


Otra cosa característica de Rio son los túneles. Este cruza un morro para ir a Botafogo desde las playas. Ideal para el hurto a mano armada, pero por suerte no pasa nada.


Jugando a la pelota en la playa de Botafogo. Aclaro que si les falta uno me hago el boludo, se juega bien y fuerte. No hay lugar para las exquisitas faenas porteñas.

Calle de Flamengo. Mucha vegetación por todos lados y camionetitas volswagen.

Ipanema.

Gente haciendo cosas en la playa. Juegan al futbol, al voley, corren, hacen ejercicio, toman cerveza, se semidesnudan, etc.

Vendedores de la playa. Açaí, coco, empanadas, mate frío, camarones, bikinis. Todas cosas que uno no puede comprar.




Es un miércoles, 3 de la tarde. La señora se hace una escapada y se va a la playa. Envidia sana.
Atardecer en Ipanema. Todos se van a la puntita a sacar la foto.

Termino el día. La familia sale a recrearse un rato a la playa. Son las 9 de la noche, la cerveza está fría. Más envidia, pero de la sana.
Domingos en Ipanema. Cortan la calle y hay un desfile de deportes en rueditas.

Ipanema desde el agua transparente y olas tremendas.

El dibiajante en acción por la bahía de Botafogo.



Termino el día. La familia sale a recrearse un rato a la playa. Son las 9 de la noche, la cerveza está fría. Más envidia, pero de la sana.


Ipanema desde el agua transparente y olas tremendas.

El dibiajante en acción por la bahía de Botafogo.

Es dificil irse y evitar la saudade. Salir a cualquier hora a caminar por la playa o mantener conversaciones imposibles con los cariocas que no están ni ahí con el portuñol. Cómo olvidar tanta pobreza, sus mujeres hermosas y su banda sonora...
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